Siempre había querido bucear junto a una tortuga gigante. Y en Bunaken me llegó la hora. Ahí estaba, durmiendo junto al fabuloso coral que tan famoso ha hecho a este pueblo. La tortuga impresiona, es gigante. Me quedo absorto mirándola, es espectacular, hermosa. Y cuando giro la cabeza… veo más, nadando. Voy a su encuentro y por unos momentos nadamos juntos. Hasta que ponen la cuarta y se alejan. Yo las sigo con la mirada y giro la cabeza para volver a la perezosa. Pero será por pocos segundos: Paul está haciendo la señal del tiburón. Hay que centrarse en otro objetivo y la dejo que siga durmiendo.
Gracias tortuga, mil veces gracias por estar ahí, mi primera tortuga gigante.
Foto sacada por Ginette
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