celebes: 6. Manado: última estación

jueves, 23 de diciembre de 2010

6. Manado: última estación

Debo elegir entre pedalear desde Gorontalo hasta Manado o coger un bus con Eve. La decisión fue fácil...

Manado es un islote cristiano. Un interesante sitio donde es fácil ver lo que en el resto del país sería realmente difícil...

donde las bananas se venden junto a los televisores

pero donde se encuentran cafés y espacios al ocio que me remontan a los tiempos de Oriente Medio, y es extraño que sea aquí, precisamente en la menos musulmana de las ciudades indonesias...

Manado hace de trampolín parair a Bunaken, una isla a la que se va para descansar,

y sobretodo bucear por sus mundialmente famosos corales...

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Borrachos

Manado también es la capital del alcoholismo en Indonesia. O al menos también me ha parecido a mí. Al ser una zona de predominio cristiano, es más visible y más frecuente ver a hombres con unas cogorzas que solo pensar en sus resacas me pongo malo. Mucha gente bebe una bebida que lleva tres ingredientes tan dispares como la omnipresente coca-cola, cerveza negra Guinness y un licorazo tipo aguardiente que huele como el demonio. Creo que ni por un chuletón y un tinto reserva Rioja lo probaría.

Los Bajo, "los gitanos marinos"

Son nómadas marinos originarios de las islas Togean, viven de la mar y en ella viven. Cuando nacen, apenas con días de vida, sus padres ya les familiarizan con el agua realizando su primera inmersión. Durante más de mil años su principal fuente de ingresos ha sido la pesca y la recolección de perlas. Cuando los chinos y otros pueblos como los Bugis les llevaron botellas de oxígeno para poder bucear más tiempo y más profundo, no les explicaron de los riesgos que el buceo acarrea y varias decenas murieron por los efectos de la enfermedad de Caisson. Algunos se han asentado en algunas de las islas de las Togean pero siempre están listos para coger sus barcas y zarpar hacia otro sitio. Es por esto que se les conoce como los gitanos marinos…

ABC time

Todas las noches diluvia. Mejor dicho, todas las noches DILUVIA. Me encanta oír llover siempre y cuando esté a resguardo…A veces me DILUVIA durante el día y es el momento de mojarse. En medio minuto tienes charcos en las zapatillas así que resguardarse no tiene sentido. Me pongo el poncho y a tirar millas. La temperatura suele ser agradable pero a veces sopla un airecillo que unido a que estás calado hace que tengas fresquillo. Es la señal para parar y saborear un ABC, mi café mocha favorito

Los Bugis

No son los únicos, pero sí los más afamados navegantes indonesios. Especialmente a partir del siglo XVII se expandieron a otras zonas del sudeste asiático y comerciaron libremente en sus peculiares barcos de madera. Resulta increíble que tanto Bugis, Bajaus, Butoneses y Makassarenses han mantenido durante siglos intercambios comerciales y culturales con los aborígenes australianos. De hecho se han encontrado pinturas de sus barcas en cuevas australianas…Baso me cuidó mis pertenencias en la universidad Hassanudin de Makassar, donde vive y donde estudia ciencias marinas. El año que viene realizará, en una barca típica Bugi, el mismo recorrido hacia Australia que hacían sus antepasados. Mucha suerte Baso.

El bocata de chorizo, la lima y los Hijos del Sol

A punto estuvieron Jon y Aitziber de ir a visitarme a la cárcel con un bocadillo de chorizo y una lima metida dentro. El motivo? un incidente desafortunado que no pasó del susto y de la anécdota. Los hechos fueron algo así:

Iba el Comandante Aidol con su bici para dejarla en la universidad para que unos simpáticos universitarios se la guardaran unos días, cuando de repente la carretera se encuentra cortada por barricadas incendiarias y manifestantes encapuchados justo en frente de la universidad islámica. El presidente del país está en la ciudad y no es bien recibido. El Comandante, no teniendo más alternativa que pasar por un estrecho camino se decide a pasar el obstáculo. Pero antes sacará unas fotos espectaculares, de esas que sacan los reporteros de verdad, y unos vídeos de la batalla que se avecina. Los manifestantes lo detectan y siguiendo las órdenes del líder del megáfono corren hacia él. El Comandante piensa que es su fin. Pero en vez de ser apedreado es vitoreado y obligado a decir unas palabras al respetable con el megáfono. El Comandante trata de hacer la del escorpión, esto es, escabullirse y hacerse el sueco. Pero los manifestantes saben que el Comandante es un importante reportero extranjero que hará llegar sus demandas más allá de sus fronteras. El Comandante, viéndose rodeado por unos sesenta encapuchados con cócteles molotov en las manos, decide darles el gusto brevemente y aprovechando el momento de júbilo continuar su paseo. El Comandante les lanza unas arengas ininteligibles para ellos, pero no importa. No han entendido ni papa pero la locura se desata. La gente lo aclama. Surrealismo en estado puro. El Comandante se aleja y se decide a salir de ahí cuanto antes cuando es interceptado por dos policías de paisano con cara de perros rabiosos. El Comandante es amenazado e intimidado pero hace el salto de la rana y logra huir. 5 km más lejos los policías, en moto, le cierran el paso y uno de ellos se pone agresivo. El comandante trata de calmar la situación, quitar hierro al asunto, hacer el papel de turista idiota (siempre funciona) y punto. Pero el madero no está contento. El Comandante se autollama gilipollas por haberse detenido a sacar fotos. Las fotos! Para calmar al madero que hace el papel de malo (el otro se mantiene al margen), y prefiriendo sacrificar unas fotos que ganarían el Word Press con toda seguridad y unos vídeos históricos, los borra delante del perro. Y el perro se va calmando hasta que dice “guau”, tímidamente. El Comandante le tira un hueso, el perro gira la cabeza y para cuando se gira de nuevo el ciclista es solo un punto en el horizonte. A mí me ibais a detener, pringaos!

Posiblemente haya sido una de las cosas que más me han llamado la atención de Indonesia: el trato que dan en Toraja a la muerte. Es una mezcla de ritos animistas y cristianos donde el culto al muerto raya lo obsesivo. Y es que son capaces de tener al muerto en casa años, hablan con ellos, les esculpen figuras de madera en su honor o les llevan bebidas o comida al lugar donde reposa el muerto porque aseguran que se lo han pedido en sueños. Me parece tan único que por eso me resulta apasionante.

Guía en Rantepao? Manda, ese es su nombre

Merece la pena contratar un guía para entender mejor todo lo relativo a los ritos funerarios de Toraja. Hay varias cosas que ver situadas en un radio de 30 kms y con un guía se le saca mucho más jugo. En Rantepao recomiendo el hostal “Wisma Maria I”, barato, bien situado y con el mejor desayuno de toda Indonesia. Allí trabaja Manda, una guía encantadora, muy profesional y encima económica…más no se puede pedir. Sú nº de teléfono es 085255808460 y su email: mandaparanduk@ymail.com. No recibo comisión alguna, por si acaso….

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jueves, 23 de diciembre de 2010

6. Manado: última estación

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